Sábado, 11 Febrero 2023 08:36

El teléfono escacharrado.

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Bébédjia, 8 de febrero de 2023


El teléfono escacharrado.

Día 3. Seguimos con la fase de acoplamiento pero ya más integrados en la rutina hospitalaria. Aunque sea el quinto año que vengo aquí, siguen costando los pases de guardia sotto voce. Parece que hay una cámara oculta. El que sale del turno de noche comenta al equipo de la mañana las incidencias que hayan ocurrido en su turno, pero lo hace en una voz TAN baja (modo policía de paisano hablando a micro oculto) que no hay quien se entere. El equipo que entra se mantiene impasible. Alguno asiente. Y tu te quedas perplejo -modo ardilla de ice age- porque no has entendido ni una palabra en toda la reunión.

Tras haber transmitido a susurros toda información relevante, empiezan a hablar en tono normal.

Esta mañana, Rocío creyó entender que le había sucedido algo al padre de Pelagie (la jefa de enfermeria de pediatría) y que, por ese motivo, esta no iba a poder estar durante el día en la unidad y tampoco Zebu (mano derecha de Pelagie, el más mayor del servicio), que iba a acompañarla en la búsqueda de medicamentos para su padre, gravemente enfermo. La ausencia de estos dos pilares básicos en la pediatria había provocado un gran revuelo entre el personal de la unidad, por lo que discutían entre ellos, probablemente mientras se decidía quién sería el responsable del pase de visita.

Preocupada, me acerco a la pediatría con paso allegro ma non tropo (aquí correr, no corre nadie) para manifestar nuestra disposición para ayudar en lo que se pueda y nos encontramos con una unidad tranquila. Pelagie y Zebu no están, pero el Dr. Israel (incorporado esta misma semana) acaba de llegar para el pase y Rocío y yo le acompañamos. Al rato se incorporan Pelagie y Zebu.

La conversación real:

Pelagie debía ir con Zebu (también conocido como “papá“ por ser el más añoso) a una reunión con el director y el resto del equipo les exponía quejas sobre el funcionamiento de la unidad (sobretodo por la falta de luz la mayor parte del día; ver morir a niños cuando se va la luz y, por tanto, el oxígeno, es un sapo difícil de tragar).

Y esto, queridos míos, nos pasa a diario (pero mucho peor) con los pacientes.

Generalmente no hablan francés, sino nganbae o árabe. Los que hablan nganbae saben algo tirando a poco de árabe pero la mayoría de los árabes no hablan otra cosa que su idioma.

Cuando quieres saber la historia de algún paciente lo intentas primero en francés. Cuando compruebas que por ahí vas mal, le sueltas los síntomas principales en nganbae o en árabe (se pueden consultar en el pequeño diccionario que he escrito con palabras clave como diarrea, fiebre, dolor o vómitos, tan útiles por estos lares) con la esperanza de que ellos asientan con la cabeza cuando hayas pronunciado el síntoma que tienen (claro que previamente tienen que haberlo entendido, lo cual puede ocurrir en menos de la mitad de los casos). En cualquier caso, es recomendable siempre acompañar la palabra clave con una interpretación teatral que parece sencillo pero tiene su intríngulis en el caso de algunos síntomas (véase diarrea). Pero claro, eso te da una idea de los síntomas, pero no del tiempo de evolución, el ritmo y otra larga ristra de información que los galenos europeos nos aseguramos de poseer antes de explorar y que, por si sola, puede acercarte mucho al diagnóstico.

Generalmente se produce el asentimiento y, posteriormente, un discurso ininteligible para nosotros - aunque nunca demasiado extenso - donde probablemente nos dan uno o más datos relevantes que, por supuesto, no entendemos porque eso no hay diccionario casero que lo recoja.

Cuando has llegado a tu límite comunicativo, vas en busca y captura de alguien que haya estado escolarizado los suficientes años para hacer de traductora espontánea. Una vez encuentras a la rara avis, no la puedes dejar marchar, pues te apoyarás en ella el resto de la jornada. Tu preguntas en francés, rara avis lo traduce al idioma que proceda, paciente o familiar de la paciente emite información de vuelta que avis traduce y te vuelve a ti en un francés apañao. ¿Cuánta información se ha perdido en el proceso de ida y vuelta? Ni idea, oiga. El proceso es lento, tedioso. Pero todo aquí cuesta mucho, así que lo asumes sin desfallecer hasta que quedas satisfecho de datos.

Si no encuentras a la que sera tú persona preferida el resto de la jornada, perseguirás a alguno de tus compañeros enfermeros para que te ayuden, cosa que no siempre pueden hacer por la presión asistencial.

Situación actual en la pediatría: ausencia de traductora oficial por el momento.

La realización de una historia Clinica potable es pura fantasía. 

Ainsss.

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