
Blog_Dra.-Paula (98)
Blog de la Doctora Paula
Medica especializa en Medicina Física y Rehabilitación trabaja en el servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario de Fuenlabrada
Bébédjia, a 11 de febrero de 2022
Oro rojo
Los españoles somos conocidos por nuestra generosidad como donantes. Nuestro espíritu solidario debería exportarse, como el aceite de oliva o el vino. Marca España. Sobretodo a países como éste donde tanta necesidad hay a diario.
Las malarias de repetición ocasionan un aumento de destrucción de glóbulos rojos y una disminución de su producción, causando anemias graves y siendo especialmente susceptibles los niños y las mujeres embarazadas. Todos los que hemos trabajado aquí nos hemos enfrentado con hemoglobinas de 1 o 2 gramos y nos hemos preguntado cómo es posible que sigan vivos. Son la raza fuerte, de eso no tengo duda.
Teniendo en cuenta que la mayoría de chadianos son más bien de hemoglobina baja, en caso de parto o cirugía todos necesitarán al menos « une poche » del preciado líquido.
Gracias a nuestro hematólogo enganCHADo, Alfredo Bermejo, creamos un banco de sangre en Saint Joseph. La cosa tiene su intríngulis, porque para mantener la sangre donada en condiciones, tienes que disponer de un frigorífico cuyo funcionamiento no dependa de la electricidad, sino de la energía solar, del gas o de ambas. Encontrar el bicho no resultó no fácil ni barato, pero gracias a él, a las campañas de sensibilización y a las mejoras en el laboratorio, ahora podemos presumir de un pequeño banco.
Hay dos tipos de donantes: los donantes voluntarios y los donantes “por necesidad”. Los voluntarios suelen ser estudiantes de liceo, sores y enganchados. Pero somos minoría. Y eso que te dan un snack como premio. La mayoría de los que acuden al banco son familiares de pacientes. Llegan varios juntos (no siempre, que hay pacientes que mueren esperando a que algún pariente se acerque por allí), confiando en que al menos uno de ellos sea de un grupo compatible.
Una vez encontrado el donante, hay que hacer una batería de tests para descartar que tengas infección por VIH, hepatitis B, C o sífilis. Lamentablemente, en ese despistaje, son muchos los que se quedan fuera.
Da un poco de nervios todo el proceso. El cuarto de extracción es pequeño y está concurrido: familiares pendientes de testar, donantes voluntarios zampándose el premio post-donación, y una rata a la que le gusta trepar por la pared que está justo en frente de la camilla de donación (que, por cierto, es comodísima). Primero analítica en brazo derecho para despistaje de enfermedades contagiosas.
La espera para recibir el resultado de las serologías se hace eterno, por muy tranquilo que seas.
Una vez recibido el “apto” para donar, te toca el momento “atravesar la vena” con una “aguja” que parece una pajita de esas que vienen con los refrescos.Un tubito pequeño mínimamente biselado. ¿Es necesario tamaño diámetro? Pues parece que si, porque semejante tubo facilita que la sangre salga a toooooda pastilla, que no hay un minuto que perder. Es molesto, pero dura poco.
Para animar al personal, a los voluntarios se les premia con una bebida de cola y una lata de sardinas. Son muchos los que piensan que bebiendo Coca cola la sangre se repone porque es el mismo color, así que aprovechemos el efecto placebo ?.
Mi grupo sanguíneo es el más deseado aquí (y en todo el mundo). Intento no donar hasta el final del viaje (que después siempre me pongo malucha y no sé bien por qué), pero si hay algún paciente que necesita desesperadamente una bolsa de mi grupo, adelanto mi donación.
Este año, mientras donábamos, Marimar intentaba animar a los candidatos a donantes “por necesidad” a que regalaran una bolsa de su sangre “a fondo perdido”, para otros pacientes. La filosofía del banco de sangre, vaya.
Obtuvimos una negativa clara y argumentada: todos tienen anemia y no tienen qué comer. Fin de la discusión.
Todo es difícil aquí. Todo.
Esperemos que de los liceos salgan muchos voluntarios, porque la época de lluvias está cerca y empieza el crecimiento exponencial de anemias graves.
Uno de los objetivos de este año es mejorar el laboratorio, no sólo ampliando los espacios, sino dotándolo de equipos que permitan ampliar los estudios que ya hacemos. Y, por qué no, ideando estrategias que incrementen el número de donantes voluntarios.
¡Tú puedes empezar a ayudarnos contando nuestro proyecto! Necesitamos socios y donaciones.
Encontrareis más info en la web www.enganchados.org
Gracias a todos
Bébédjia, 10 febrero de 2022
El tsunami
La muerte aquí se celebra más que la vida.
No se festejan los nacimientos.
No se celebran los cumpleaños.
Si alguien enferma, la familia intentará ahorrarse hasta el último franco aunque le cueste la vida al doliente.
Se llevarán a los enfermos a la aldea a morir, como pasó con Orphine, la niña con quemaduras graves que debería haberse quedado para seguir con las curas y para que Elisabeth le amputara la mano, necrosada e infectada. Morirá sola en la aldea, aislada porque cada vez olerá peor su mano putrefacta, ignorada porque la enfermedad en alguien que no ha completado su ciclo de vida “normal” es debida a un mal de ojo o a un pecado cometido por otro miembro de la familia, y debería purgarse.
Si la vida de alguien se ha detenido antes de casarse y de tener descendencia, no se celebrará funeral. Creen que volverá de nuevo a la tierra y se volverá a repetir su malograda vida una y otra vez. Por eso, si te marchas demasiado pronto, puede que te entierren con agujas o pinchos en las plantas de los pies, para que no vuelvas nunca.
Pero si el que fallece no es un niño o un adolescente, comenzará la locura: las jornadas de funeral. Vendrán a celebrarlo los familiares de todos los rincones de Chad. Teniendo en cuenta que se practica la poligamia y que uno puede tener más de 30 hermanos sembrados por aquí y por allá, imaginaos la convocatoria.
Hay madres que dejan a sus hijos en casa para acudir a un funeral remoto de un primo para comprobar, a su regreso, que alguno de los pequeños ha muerto de inanición. Esto ha pasado. Pero se acepta porque la madre iba a festejar un entierro y eso, mes amis, es lo que verdaderamente importa. Siempre.
La comida la proporcionará el familiar más directo (mujer, marido, madre, padre, hermano…) durante los días que duren las exequias (variable según el poderío).
Nos cuentan las hermanas de Bebotó que , últimamente, está muriendo mucha gente de todas edades y que hay familias azotadas con 3 o 4 bajas en un espacio corto de tiempo. Si ya les resulta difícil vivir de lo que cultivan, imaginaos cómo se enfrenta una familia a 4 decesos seguidos. Los dos sacos de milo con los que podría vivir una madre y sus hijos hasta que terminara la época de lluvias, se esfuma. Y no hay manera de intentar razonar con ellos. Lo primero es el muerto. Aunque el fallecido se lleve por delante, finalmente, a todos los miembros de una misma familia.
Por eso igual tiran la toalla tan pronto.. Porque si se endeudan con los tratamientos y finalmente el paciente muere, no podrán enfrentarse al funeral.
Abandonar al enfermo y acompañar al difunto. Así es y así seguirá siendo. Y hay que conocer el por qué de las cosas y aceptarlo para no enzarzarte en una discusión inútil cuando luchas para que no dejen morir a una niña sola, muerta de dolor y estigmatizada.
Que la muerte te lleve pronto, pequeña.
Bébédjia, 9 de febrero de 2022
La formation
Todavía recuerdo el día que imparti mi primera formación en Saint joseph. Hablé (bueno, quizá eso es mucho decir) sobre la terapia Vojta en el manejo de los niños con daño cerebral.
Me expresaba tan mal en francés que tuve que hacer teatro. Mucho. Tanto que parecía que estuviera jugando a uno de esos juegos en los que uno interpreta y el resto de su equipo intenta adivinar una peli o una profesión. Afortunadamente el contenido era más práctico que teórico (porque explicar las bases de la locomoción refleja me parecía too much), así que con pocas diapositivas (muy visuales) creo que la mayoría entendió lo esencial de la charla. No conseguí ningún voluntario (todos agachando la cabeza y mirando el cuaderno), así que utilicé a la pobre Nerea (que se colocó sobre una mesa) para que al menos entendieran las posiciones de partida. Desconcierto inicial, muchas risas al final. También llevé material plastificado para que pudieran pegar en las paredes de la pediatría y, los enfermeros que tuvieron curiosidad, pudieron aprender la técnica con modelos de verdad durante unas semanas.
Las sesiones que imparto suelen ser así. Prácticas e interactivas. Ya no tanto para subsanar las lagunas lingüísticas en francés (que también) , sino para que se despierten (porque la hora es criminal), para distender un poco el ambiente y , de paso, que pasen un buen rato riéndose de la nazara.
Sin duda, la sesión más divertida fue la de las disfunciones del suelo pélvico.Tuve al personal respirando y concentrándose en contraer los elevadores del ano durante más de media hora. Épico total.
Dejemos para otro día la dificultad que entraña prepararte sesiones en francés (tarea titánica donde las haya).
A lo largo de estos años, los voluntarios de enganCHADos hemos llegado a impartir más de 40 sesiones sobre temas muy dispares. Después de cada día de formación, les entregamos el correspondiente diploma y, posteriormente, les invitamos a comer y beber.
Este año hemos simplificado un poco el menú porque el tema cabra o pollo es de complicada gestión. Una mujer emprendedora “Bébédjiana”preparó unos deliciosos bocadillos de carne para todos. Hemos hablado del manejo del paciente politraumatizado, de la malaria congénita, las convulsiones en pediatría y los accidentes cerebrovasculares (ACV en lo sucesivo, que me duele el dedo).
Me pareció una idea estupenda el tema de los ACV porque aquí son cada vez más frecuentes. Pero claro, todo hay que adaptarlo a esta realidad. Aquí se debe manejar esta patología sin pruebas de imagen, sin posibilidad de trombolisis, trombectomía o neurocirugia, sin medicamentos para el colesterol o la diabetes, sin anticoagulantes o antiagregantes diferentes a la aspirina, (que además es muy difícil de encontrar) y sin profesionales formados para tratamiento rehabilitador…el panorama es desolador.
Lo que SI podemos hacer es controlar las constantes, evitar factores de riesgo cardiovascular (muchos inevitables sin el tratamiento específico) y rezar.
Pero claro; cuando les hablas de hacer deporte te dicen que no pueden porque no tienen zapatillas y porque además casi todos tienen anemia (sin olvidar el calor tórrido durante muchos meses al año). Si insistes en una dieta sana, te recuerdan lo caro que resulta comprar frutas y verduras aquí.
Todo el mundo da el OK a la parte de rezar (menos mal).
A pesar de la complejidad de los temas, este año han preguntado más y creo que todos se han beneficiado del debate. Que aumente la curiosidad es buena señal.
Tenemos planes para empezar otra vía de formación…¡que se preparen nuestros amigos y compañeros sanitarios porque necesitaremos apoyo y muchos voluntarios!
Un abrazo, gente
Bébédjia, a 8 de febrero de 2022
El mes de la gloria
Así llama mi hijo Juan al mes que me marcho a Africa. Se libra de la que él considera “la mujer más pesada del mundo”.
Él realidad creo que yo descanso más que él ;)
Me dice que el mes se le hace corto. Y no le falta razón. Siempre se queda corto.
Es fácil olvidarse de las necesidades de otra persona si uno no se pone en su lugar, si no lo conoce bien.
No se trata de venir con el convencimiento de que tu manera de trabajar es la mejor, de intentar imponer tus cambios para que ellos se den cuenta de que lo que hacían hasta ese momento estaba mal pero que, gracias a Dios, han llegado los nazaras a abrirles los ojos.
No. No es eso.
Aunque a Juanito se le pasa el mes en un abrir y cerrar los ojos, a muchos les parecen nuestras misiones demasiado largas. ¡Un mes! ¡Y cada año!
Parece mucho pero no sobra ni un minuto de nuestra estancia.
Debes que pasar visita con ellos para conocer las patologías más frecuentes, darte cuenta de que falta personal o detectar dificultades de manejo de determinadas enfermedades (lo que facilita la elección de temas para las sesiones generales). Es el momento también de la formación practica, a pie de cama, donde muchas veces el que aprendes eres tú. Y, sobretodo, es el rato en el que aprendes a aceptar que los familiares se nieguen a que el enfermo consuma más tiempo y dinero y que quieran llevárselo a la aldea a morir. Eso hay que vivirlo y asumirlo. No hay otra.
Tienes que haberte hecho cargo de un paciente, haberle pedido pruebas (para comprobar que lo que pides no se puede realizar en el laboratorio o que si se puede pero desde hace más de un año no hay reactivos), y haber prescrito tratamientos (y escuchar la temida frase: “en rupture depuis…” ).
Es importante que hayas estado en las distintas áreas del hospital en diferentes momentos para comprobar cuándo hay luz y cuándo se apaga..
Debes haber dedicado tiempo charlar con tus compañeros de distintos servicios para poder conocer sus inquietudes y necesidades, sus problemas y sus sueños.
Y al menos haber intentado mezclarte con la gente de la calle y hablar largo y tendido con misioneras que llevan años aquí para conocer y entender sus creencias y su cultura para después, integrando todo lo vivido, lo luchado y lo aprendido, poder dialogar y, con humildad y respeto, ofrecer tu apoyo para lograr un objetivo previamente consensuado.
Y ese trabajo de campo no se puede hacer en dos semanas, ni siquiera en una sola misión. Por eso venimos el mayor tiempo posible y por eso repetimos. Y eso lo podemos hacer porque el hospital donde trabajamos en Madrid nos lo permite (y nos lo facilita) y porque el ayuntamiento al que pertenece nos apoya. Bueno…y también porque hemos casado bien :)
La reunión con la dirección de Saint Joseph ha sido muy agradable y fructífera. Nos hemos sentido familia.
Cuentan con nosotros para seguir mejorando la atención sanitaria de los pacientes del distrito (aunque la verdad es que vienen de todos los rincones de Chad) y nos agradecen , de corazón, nuestro apoyo. Y con ese motor estamos deseando volver para arrancar nuevos proyectos y para volver a la carga, que el COVID nos ha dejado alelaos.
El mes de la gloria va llegando a su fin y, aunque haya días en que hemos podido aportar (y mucho) y otros que borraríamos del cerebro, creo que el balance es absolutamente positivo.
En breve…¡a por los 11 meses de furia Chadiana en España!
Bébédjia, a 7 de febrero de 2022
Depassée
Desbordada, agobiada, superada por los pacientes y por sus patologías.
Mi mañana estaba programada para el tratamiento de 3 pequeñas en la pediatría y para la recogida de datos sobre ingresos, estancias y manejo de los pacientes tuberculosos, pero ha acabado con llorera encima de la mesa de comedor.
No hay luz. Es un problema de cables y comidos o chamuscados, pero lo cierto es que no llega la corriente a la pediatría, medicina, maternidad o a las camas de cirugía. Y cada vez que falla algo eléctrico siento que he vuelto a fallar, que soy experta en poner parches pero incapaz de coger al toro por los cuernos.
Ha ingresado otro pequeño con un traumatismo craneoencefálico. Otro más. Con el cráneo fracturado y semicomatoso. Y ni oxígeno podemos ponerle porque no hay luz.
En medio del complejo manejo del pequeño, me ha enviado Francis (auxiliar de fisioterapia de Handicapes de Doba) una preciosa niña de 6 años para valorar una espalda “pas droit”. Si. Escoliosis tiene. Pero también 6 gr de hemoglobina, masas abdominales y una auscultación patológica. Es hija única. Y el juicio diagnóstico en este momento es el de probable linfoma. Y con ese juicio se quedará porque aquí no hay ni posibilidad de confirmación anatomopatológica ni de tratamiento. Solo queda intentar encontrar un donante de sangre compatible y trasfundir para intentar remontar la hemoglobina antes de intentar llegar hasta N’Djamena en busca de una unidad oncológica.
Su madre, Grâce, está separada y el ex no quiere saber nada de ellas. Es elegante, educada y, durante todo el proceso de diagnóstico ha mostrado una serenidad impactante.
También han traído un bebé de un año escaldado al que han tenido que sedar con ketamina para realizar la cura. El pequeño tiene alrededor del 35% de la superficie corporal afectada.
Las quemaduras, en nuestro medio, representan la cuarta causa de muerte accidental. Aquí son lamentablemente más frecuentes. Sobretodo en esta época “fría”, en la que las familias intentan calentase a golpe de fogata.
Sigue ingresada Orphine, la adolescente epiléptica con quemaduras graves producidas al caerse sobre una hoguera en plena crisis. La niña que nos impresionó a todos al principio por su tolerancia al dolor, cada vez aguanta peor las curas y los intentos de movilización. Se juntan el miedo y el dolor. Por eso, y porque los familiares están comprobando que este proceso será mucho más largo y costoso de lo que creían, se la quieren llevar a la aldea. Y no puede irse porque va a morir de una sepsis si se va. Porque pronto habrá que amputarle al menos dos dedos y le quedan semanas de curas.
Aparte de la trauma(y de la primera ola de COVID, donde una hizo lo que pudo), no estoy acostumbrada al manejo del paciente agudo. No sé. Me siento como una R1 en su primer mes de residencia. Se me hace bola. Me angustio porque siento que, probablemente, no estoy ofreciéndole el mejor manejo al paciente con los medios de que disponemos.
Teniendo en cuenta mi base perfeccionista, mi signo del zodiaco y el cansancio acumulado, creo que es normal que haya días que me venga abajo “por rebosamiento”.
Javier me intenta animar, siempre, a pesar de que se que a veces duda de que este sentimiento sea 100% real. Pero lo es. No busco adulaciones. Busco desahogarme, recomponerme y seguir.
Cree que sufro más porque me aprendo el nombre de cada paciente, de las madres, de los cuidadores. Pero es que no sé funcionar de otra manera. Y si fuera ese el motivo del sufrimiento, no querría que fuera de otra manera. No lo hago solo aquí. Lo hago en mi otra casa, Fuenlabrada.
Que este “solo se que no sé nada” sirva de motor para mejorar. Aunque de cuando en cuando me desmorone un poco.
¡Mañana será otro día!
Beré!
Bébédjia, a 6 de febrero de 2022
La kaká
Si en nuestra burbuja las abuelas son IMPRESCINDIBLES, aquí más.
Las abuelas, a las que llaman “kaká”, ya han superado la infancia y la mutilación genital femenina. Han sobrevivido a la maternidad (tanto a las gestaciones como a los partos), a la menopausia y a incontables malarias. Sus arrugas son las medallas que han ido recibiendo en su paso por vida. Ellas han sido las vencedoras de la implacable selección natural.
En cuanto vi a Jackeline, supe que iba a ser una de esas abuelas. Supe, de inmediato, que iba a esforzarse para sacar adelante a la pequeña Ivette, de dos añitos de edad. Y no me equivoqué.
Su nieta ingresó con malaria cerebral poco después de que nosotros llegáramos. Convulsionó durante días y despertó como despiertan mis pacientes después del duro trance. Incapaz de fijar la mirada, de sostener la cabeza, de sentarse, de controlar el movimiento de sus pequeñas extremidades, de comer por si misma, de tragar. Candidata a recibir el temido apelativo: serpiente.
El primer día que trabajé con Ivette, le expliqué a Jackie (así es como me pidió que la llamara) un par de técnicas y ella las entendió rápidamente. Le indiqué que debía hacerle los ejercicios a su nieta cada día. Y así lo hizo.
En tiempo récord Ivette lograba sentarse y ponerse en pie. Aunque todavía no es capaz de fijar la mirada ni controlar su brazo derecho, la he dejado marchar. Jackie conoce la reptacion refleja de Vojta, técnicas de facilitación y técnicas de restricción del lado sano.
Estaba deseando marcharse porque aquí no tiene nadie que pueda comprarle comida, así que con el compromiso de seguir trabajando con la niña y con el compromiso de enseñar a las mujeres de su aldea todo lo que había aprendido, esta mañana se ha marchado..
Estoy segura de que sacara lo máximo de la pequeña Ivette quien, con alta probabilidad, quedará con secuelas. También estoy segura de que si a algún niño de su aldea le sucede lo mismo, será capaz de pasar el testigo y crear así una escuela de kakás.
Se fue contenta.
Sabe que le ha salvado la vida a su nieta.
Y ahora, además, tiene una misión.
Merci Jackie.
Emmanuel est parti.
Lo primero que hice esta mañana es ir a buscarle a su camilla. Quería regalarle unas caricias para desayunar. Pero ya se había ido.
Dios se lo llevó a su lado durante la noche. Ya había sufrido demasiado su hijo. Y ya había cumplido su cometido en este mundo.
Personas que no lo conocían, rezaron, lloraron, lo quisieron.
Corazones sacudidos salieron de su tibieza. ¡Tantos quisieron apadrinarlo!
Padres que amaron más que nunca a sus hijos. Madres que los observaron dormir cada noche, embelesadas.
Besos, abrazos, achuchones, juegos en familia.
Alcanzó almas de grandes y pequeños: ¡Que suerte tenemos! ¡Gracias por tanto!
Ya tenemos otro angel en el cielo.
Vete a buscar a Survi, pequeño.
Que tus regalos sean eternos, Emmanuel.
Que nunca te olvidemos.
Bébédjia, 4 febrero de 2022
Brotes verdes
Es muy difícil hacerse a la idea de una situación si uno solo mira una foto de un momento determinado, sin saber muy bien qué pasó segundos antes, meses antes, años antes de que la instantánea fuera tomada.
Analizando la foto en cuestión, uno puede hacer un trabajo descriptivo de ese instante, pero poco más.
Por eso es una pasada poder escuchar lo que tiene que contar Sor Pilar, misionera Comboniana en Saint Joseph, que conoce esta zona del planeta desde hace unos 40 años. Cualquier rato con ella es mejor que el mejor libro que os hayáis leído. Su vocación, la reacción de su familia, el primer viaje a Chad…debería escribir un libro. ¡Hay historias de vida tan interesantes que nunca serán contadas!
En este país, origen de los primeros homínidos, conviven pueblos nómadas, islámicos (del norte) y los sara, animistas (del sur). Esta mezcla de culturas forma parte de la riqueza de Chad, aunque también ha sido motivo conflictos civiles en diferentes momentos de la historia.
Cuando Pilar llegó aquí, no había casi de nada. Ni infraestructuras básicas (aunque ahora tampoco es que estemos boyantes), ni campos de cultivo (salvo el algodón), ni posibilidad de comunicarte por teléfono o por correo. Comían alubias rojas, arroz, mijo y, ocasionalmente, cabra. Fin de la variedad. Debían viajar a República Centro Africana para enviar una carta a sus familiares y, si había suerte, igual podrían hacer la ansiada llamada telefónica. Cuando algún misionero de cualquier otra comunidad viajaba a otros países limítrofes, volvía con verduras y hortalizas y las distribuía para que nadie se quedara sin disfrutar de tan exóticos bocados. La práctica totalidad de la población vivía en el medio rural sin acceso a escuelas o servicios sanitarios. Las misioneras se trasladaban de una aldea a otra por caminos de tierra (caminos que en época de lluvias son impracticables), en unos “cuatro latas” de lo más apañados.
Pilar vivió parte de la guerra entre Libia y Chad, que se desarrolló desde mediados de los 70 hasta finales de los 80. No ha sido éste el único conflicto armado que ha sufrido este país, que ha encadenado un enfrentamiento con otro hasta prácticamente 2010.
¡Con razón los chadianos son tan fuertes, duros y sufridos!
Que me voy por las ramas. El caso es que, en medio de ese conflicto, la destinaron 16 años fuera de Africa, y cuenta cómo, al volver (ya pasada la guerra), no podía creer el cambio tan importante que había dado el país y su población.
Recuerda, emocionada, su sorpresa al ver colas de niños esperando a matricularse en la escuela. Campos de cultivos, ganadería…¡Todo había cambiado tanto!
Yo no llevo 40 años aquí pero desde que conocí estas tierras en 2017, he podido ver cómo ha cambiado el paisaje y la población. Aunque queda mucho camino, las infraestructuras van mejorando: hay más kilómetros asfaltados, vuelos internos, cada vez más red…
He visto menos mujeres cargando bebés, más motoristas (y alguno de ellos incluso con casco), más niños jugando cerca du casa, más deporte en los colegios, más risas y curiosidad (sin terror) por ver cómo funcionamos los nazaras. Las mujeres siguen tan bellas, tan elegantes, tan poderosas. Todos llevan las cabezas mas altas. ¡Ese orgullo chadiano! . No han sido ellos, esta vez, los que han más han sufrido durante la última pandemia. Menos mal.No tienen miedo al COVID y nosotros si.
Me enamoré de este país en 2017. Es mi otro lugar en el mundo. Y aunque con altibajos, aquí soy feliz.
Bébédjia, a 3 de febrero de 2022
Simbiosis cooperante
Desde hace años, la Fundación Ilumináfrica organiza misiones quirúrgicas en Chad, tanto en Saint Joseph como en el hospital de Donomanga.
Casi siempre hemos coincidido - al menos unos días- con algún voluntario de su Fundación en Saint Joseph. Generalmente se trata de optometristas o enfermeras que están preparando el terreno para cuando lleguen los oftalmólogos a operar un paciente detrás de otro durante casi dos semanas. Los cooperantes que vienen de avanzadilla trabajan codo con codo con Edouard, el óptico chadiano contratado por ellos. Sensibilización, consultas, “captación” de pacientes y organización de las estresantes jornadas quirúrgicas.
Siempre ha habido cierta simpatía entre Iluminafrica y enganCHADos porque la verdad es que son pocos los que se animan a desarrollar proyectos en este país. En el sur, si te cruzas con un blanco, en el 99% de los casos es un religioso. Hombres y mujeres (la mayoría) de distintas congregaciones y países de procedencia, sosteniendo gran parte de la educación, atención sanitaria y social de esta parte de la población. Por eso a todos los blancos nos llaman “ma sœur”.
Si. A Javi también.
Aunque nuestro concepto de proyectos es muy distinto, son los dos compatibles y necesarios.
Ellos devuelven la vista a cientos de pacientes cada expedición. Operan, operan, operan. Mañana y tarde, hasta que cae la noche y caen ellos mismos de puro agotamiento. Queda poco tiempo para mezclarse con compañeros o Bébédjianos, pero se dejan la piel para llegar al mayor número de pacientes posible.
Nosotros apoyamos económicamente al hospital a través de nuestros proyectos, traemos material y nos integramos en los distintos servicios para dar formación “face to face” y mediante sesiones formativas. Ponemos cara al maravilloso hermanamiento entre el Hospital Universitario de Fuenlabrada y Saint Joseph.
Y aunque nos apreciábamos desde la lejanía, nunca habíamos coincidido (al menos en mis viajes) con una de sus maratones quirúrgicas.
Hasta este año.
Durante casi dos semanas nuestra expedición minimalista ha compartido espacios, comidas, risas y viruses varios con los 5 miembros de Ilumináfrica. Ha sido enriquecedor y divertido. Y un placer haber puesto, por fin, cara a nuestros colegas del globo ocular: Enrique, Rhut, Isabel, Olga y Ana. Bueno, en realidad a Ana la queríamos y admirabamos desde que coincidió con nosotros en 2018 (¡y no vemos el momento de que decida compartir algo de su tiempo y alegría cooperante con EnganCHADos!).
Los ilumináfricos han resultado gente buena, maja, trabajadora y competente con la que me encantaría volver coincidir. (Además, traen comida muy rica)
¡Gracias por todo, Iluminadores de Saint Joseph!
Bébédjia, a 2 de febrero de 2022
Ça marche
Que si.
Que hay buenas nuevas en Saint Joseph.
Que la pequeña Bienvenue (que llegó en brazos de Constatino buscando una cirugía imposible que salvara su pierna) evoluciona tan bien, que hoy mismo se marcha a continuar las curas y cuidados en el Centre de Handicapés de Doba.
Que el niño que cayó del árbol y se fracturó el cráneo y llegó inconsciente y tetrapléjico, aquel que tan pocas posibilidades tenía de no hacer una meningitis o de volver a caminar, se ha marchado hoy de alta con un cabestrillo en el brazo derecho (que retíraré la semana que viene) y una parálisis facial como únicas secuelas. Se llama Modeste, pero su madre y yo hemos acordado que a partir de ahora se llama Modeste Miracle. Porque, ciertamente, es un milagro que siga vivo.
Que los padres de la niña que se cayó de otro árbol y que quedó también tetrapléjica por una lesión medular cervical, han accedido a que permanezca ingresada en Handicapés de Doba y realice tratamiento rehabilitador. Hay esperanza.
Que los niños de la APMS han salido felices de su clase de refuerzo y me han rodeado, a modo de melé, para que les hiciera a cada uno su foto. Abrazada por todos, he sentido su alegría, su cariño y sus catarrazos con mocos.
Ça marche!
Más...
Bébédjia a 1 de febrero de 2022
Sin fobias y a lo loco
Siempre vengo con las uñas de los pies pintadas con esmalte permanente de color rojo. Y no lo hago por estar más glamourosa (bueno, igual un poco si). Lo hago porque de esa forma evito ver la suciedad acumulada bajo las uñas. Inevitable la roña, permanente, rebelde a cualquier intento de aniquilación por tu parte.
Si. Sigue allí. Pero al menos yo no la veo.
No me importan las uñas negras ajenas.
Me contento con mirar abajo (que siempre hay que mirar, no vaya a ser que se te cruce una cobra escupidora y la liemos parda) y ver destellos rojos perfectamente delimitados en medio de la mugre.
La suciedad en los pies se podría evitar llevando calzado cerrado, pero la verdad es que conforme te vas relajando, vas dejando de usar zapatillas de deporte. Se te cocinan los pies y acaban hechas un asco también.
Al menos los pies se pueden lavar.
También he sido criticada por ir con el morramen pintado. Si voy a trabajar así en España ¿por qué no un rouge en Saint Joseph?. Es cierto que desde que tenemos que ir con la boca tapada utilizo tonos más claritos, así este año más pastel también aquí.
Bastante zarrapastrosos vamos los nazaras en comparación con los compañeros de aquí. ¿Qué menos que uñas, pintalabios y un pañuelo en la cabeza para intentar subir un puntito en la escala de elegancia?
Me pregunto cómo consiguen ellas estar tan limpias y planchadas todos los días cuando aquí la lavadora y la plancha son pura fantasía (vamos; que no hay).
Los aprensivos y escrupulosos no podrían pasar aquí más que unas horitas (si eso) . Absténgase también musofóbicos, entomofobicos y herpetofóbicos. Tampoco aptos los que no toleran olores de procedencia humana y de diferente índole.
Para los que viven con el móvil o el ordenador enchufados a la corriente, esto sería una pesadilla.
En nuestros cuartos tenemos electricidad 2 horas por la mañana y 3 por la tarde. Tiempo suficiente para que, en tu ausencia (ya que apenas disfrutamos de la luz en el cuarto por tema de horarios), se haya cargado la batería externa.
Generalmente hacemos todo a golpe de linterna. Tiene sus ventajas el tema, porque no ves los bichos que acechan desde las esquinas más oscuras. Ojos que no ven….
El lavabo lo utilizas para lavarte la cara o las manos. Para los dientes, mejor agua embotellada. Agüita fresca en minichorro para la ducha (con boca sellada) y cero cremitas, no vaya a ser que el olor atraiga a los mosquitos.
El drama “electrodomestiquil” mayor (a mon avis) es el tema de la lavadora. Lavar a mano es un infierno para los perfeccionistas. Nuestro lavadero es ideal para que la ropa se ensucie de nuevo después de aclararla; o bien se escurre y se cae de nuevo a la tierra o bien le caen hojas y bichos mientras la tienes en el montoncito de espera. Además, el jabón que utilizamos aquí es como la roña de la que hemos hablado antes. JAMÁS consigues aclarar bien lo que lavas. Si para un calcetín tardas un ratillo, imaginaos para los pijamas de hospital o para las sábanas. Lavadora, I miss you.
Al lado de lo de la lavadora, lo del frigorífico es lo de menos. Hemos mejorado en este sentido porque ahora tenemos uno nuevito que, aunque funciona solo 5 horas al día, consigue mantener bastante bien el frío si no lo abres mucho.
A pesar de todas las incomodidades, me siento como en casa. Mi “yo” pijo aceptó esta forma de vida desde el primer momento. Uno se acostumbra a todo si está feliz en un sitio. Y yo lo estoy.
Bébédjia, a 29 enero de 2022
Bienvenue
Ayer os contaba que aquí todo llegaba tarde. Uno de los motivos es que confían más en la medicina tradicional que en la occidental, y cuando todo ha fracasado y los pacientes constatan que las escarificaciones, los brebajes de hierba y los emplastes de arena mezclada con bostas de vaca no han sido efectivos, entonces es cuando deciden venir al hospital, muchos de ellos a morir.
La otra razón es que los chadianos son fuertes y con un umbral del dolor altísimo.
Hace unos días llegó el padre Constantino con una pequeña de unos 3 años con un vendaje pútrido en la pierna derecha. El pie derecho caído e hinchado. Estaba muy sucia (toda ella) y vestía una sudadera mugrienta que escondía su abdomen abombado por los parásitos y la malnutrición. La tripa llegaba a apoyarse sobre sus delgados muslos, atrofiados por el desuso. Antes de saludar a la pequeña en nganbae, ella ya estaba con el ceño fruncido y con la mirada fija en mis rodillas.
- ¡Tobanúa!
Y sin contestarme el “tomayé” de turno, ya había alzado su diminuta manita devolverme el saludo.
Al parecer la pequeña tenia una infección desde hace un año (¡UN AÑO!) y en el hospital de Mondou (el más grande de la región) le habían indicado la amputación. Aún así, le habían recomendado que viniera a ver a Sœr Elisabeth, porque si ella consideraba que no había otra opción, definitivamente no la había.
Constantino miraba impotente a Elisabeth. Una amputación la convierte en una handicapée para toda la vida. Aquí casi nadie se puede permitir una prótesis. Imaginaos que hay que ir cambiándole la prótesis periódicamente a medida que crece. Pura fantasía.
Entonces le soltó el pesado fardo a nuestra cirujana.
- Eres nuestra última esperanza.
Y ahí, sobre la marcha, Elisabeth retiró el vendaje para comprobar que la niña había tenido una fractura abierta (que es cuando el hueso se rompe de dentro hacia fuera, desgarrando la piel) de tibia, que se había infectado (normal, porque nadie se lo había colocado y seguía el hueso fuera, necrosado), afectando ya a todo el hueso.
Volviendo al principio: una niña que a los dos años tiene una fractura abierta de tibia no tratada (no entremos en detalles de cómo se la hizo), osteomielitis crónica, malnutrida…¿cómo aguanta el dolor? ¿Cómo es posible que no hiciera una sepsis y se muriera?
Pues ya lo veis. Aquí suceden cosas así.
Aunque tengas tierra hasta en el carnet de identidad, no comas todos los días y vivas en una aldea recóndita en la sabana africana.
- Si. Es Posible. ¡Abduuu! …..
Y así se inicia el proceso del preoperatorio. Con Abdulaye incluyéndola en el parte.
Bienvenue está operada. La madre, tras varias broncas “Elisabethianas”,
mantiene a la niña bastante limpia (no así a su hermano pequeño, igual de malnutrido y con la misma tripota que la otra). Un par de curas y podrá irse al Centre de Handicapés de Doba, desparasitada (igual que el hermano), con tratamiento antituberculoso puesto y con la pierna en su sitio.
(Y esto así, entre tú y yo….¿será que las boñigas tienen algún poder curativo?)
Bébédjia, a 28 de enero de 2022
RehAfrique
Mucha gente se sorprende de que un médico rehabilitador pueda hacer algo en Africa, y es cierto que así, a bote pronto, puede extrañar, porque uno diría que lo que importa por aquí es salvar vidas y no mejorar su calidad.
Eso es precisamente lo que me vino a la cabeza cuando David, pediatra de mi hospital que pertenecía al proyecto enganchados, me propuso que fuera a Saint Joseph en una de las misiones médicas que organizaban. Al parecer, las misioneras encargadas de la pediatría querían que fuera alguien para enseñar al personal sanitario técnicas de rehabilitación neurológica para los niños con daño cerebral. Hay gente que los llama niños serpiente. A mi me gusta verlos como los verdaderos supervivientes, los más fuertes de entre los fuertes..
Ser niño aquí no es fácil. Hasta que cumples 6-7 años te consideran un “embá”, que significa extranjero, que no pertenece a la tierra. Es como si aceptaran que, hasta que alcanzas una edad suficiente, puedes estar de paso.
Las madres tienen una media de 7 hijos, y el objetivo es que esos hijos sirvan para trabajar y para ganar dinero para la familia. Solo unos pocos irán a la escuela. Se come una vez al día. Si una familia tiene un puñado de mijo y una patata para comer, primero comerá el padre. Posteriormente la madre, luego el hermano mayor, el siguiente, el siguiente…y, si queda algo, comerá el mas pequeño. Si un niño llora de dolor (porque aquí pocos lloran por rabietas o por capricho), no se le suele abrazar o besar. Eso los convertirá en débiles, y deben ser fuertes para afrontar todos los reveses que les dará la vida. Y si. Los niños aquí son fuertes y valientes y soportan el dolor alucinantemente bien.
La sanidad no es gratuita, a las familias les cuesta gastar dinero para curar o salvar la vida a un niño que no produce nada, que no es capaz de trabajar invertirán dinero en salvar a aquellos que traen la comida a la mesa. Y eso no quiere decir que no los quieran. Ojo.
Con razón las misioneras estaban tan preocupadas por estos niños que, por un problema durante el parto, por una malaria cerebral o por una meningoencefalitis, quedan con problemas motores o cognitivos.
Son una carga demasiado pesada.
Además, este tipo de enfermedades son consideradas, con frecuencia, un castigo por algún acto cometido por alguien de la familia. Hasta que no muera el niño, la deuda no se saldará. Y ahí lo dejo.
Con esto no quiero generalizar, y repito que no decir que no se les quiera. Pero la vida aquí es otra cosa, y hay que conocer bien su cultura para ponerse en su lugar sin juzgar. En el primer mundo todo gira alrededor de los niños y aquí no.
El caso es que primero vino mi compañera Gema, fisioterapeuta del hospital y luego empecé a venir yo. Y en este camino, hay un montón de personas que me han enseñado mucho para poder cumplir con nuestra misión primera: la neurorehabilitación infantil. Tratar a un niño con daño cerebral y que consiga desplazarse o comer solo, es MuCHO. Conseguir que deje de ser una carga aumentará sus posibilidades de supervivencia y disminuirá el sufrimiento de la familia. Mucho.
Llegas aquí con la idea de dedicarte a tu cosa y ¡zas!. Te enfrentas con cuadros complejísimos y con patologías que estudiaste en un apartadillo de un libro, destacado sobre el texto por resultar interesante y anecdótico. Así que abres tu maletín de conocimientos (algunos en la memoria RAM de tu cerebro y muchos otros en la nube) para poder ayudar en la medida que puedas.
Nuestra formación como médicos rehabilitadores (especialidad de la que estoy absolutamente enamorada) nos permite fusionar la neurología y la ortopedia, lo que resulta muy interesante en un país donde encontrarás ni neurólogos ni traumatólogos.
Ademas, antes de ser médicos especialistas hemos sido médicos generales. Hemos tocado tripas, visto gargantas y auscultado. Está en la nube, pero sigue ahí.
Tardas un par de viajes para darte cuenta de que lo que pensabas hacer es irrealizable y que lo realizable va a resultar tremendamente tedioso. Pero al tercero ya sabes que terreno pisas.
Ahora mi sueño es otro pequeño proyecto que puede llamarse HandiChad (o cualquier otra cosa; ya me ayudaréis a bautizarlo). Escuelas de madres y formación a el personal del Centro de Handicapés de Doba. Y apoyo económico para estudios y cuidados médicos de los paciente. Y… Y…
Buenas noches, gente buena
Beré!
Bébédjia, a 27 de enero de 2022
Marie-Mar
En los años 90 se estrenó una telenovela mexicana basada en una radionovela de los 70 llamada “la indomable”. Esta adaptación a la televisión, protagonizada por Thalía, es uno de las series de éxito que se proyectan en el cine de Bébédjia, y toma el nombre de nuestra pediatra, Marimar. Por eso, cuando ella se presenta, la gente canturrea su nombre, descomponiéndolo en dos: Marie - Mar. Les divierte conocer a una nazara llamada como la protagonista de ésta versión moderna de la cenicienta, en la que un par de brujas pasan el día humillando a la bella, pobre y analfabeta pretendiente del guaperas de turno, hijo de una de las malas malísimas.
A mi me hace especial gracia todo el tema, porque mi Marimar es antagónica a aquella (salvo por lo de bella, que lo es).
Creo que nunca había conocido a alguien que, sabiendo tanto (tantísimo), fuera tan humilde y tuviera tantas ganas de aprender.
Pediatra especializada en intensivos, ha formado parte del equipo de UCI en tiempos de COVID. No porque sea osada, sino porque es valiente, curiosa, estudiosa y una trabajadora incansable. Tiene una capacidad de estudio increíble, y su CPU está tan llena de ciencia, que es capaz de integrarlo todo para posteriormente aplicar lo aprendido sin titubear.
Yo me imagino su cerebro lleno de algoritmos y tablas de dosis por kilo de cada uno de los medicamentos del vademécum. Debe tener una zona de capacidad ilimitada donde se guardan cosas por aprender. Dentro de ese área (podríamos llamarla área de la curiosidad), hay un rincón donde estoy con ella. “Apprentissage de la langue française” se llama.
Él área del lenguaje expresivo es ENOOOORME. Muchas veces me pregunto cómo es posible que sea capaz de emitir tantas palabras por minuto durante tanto tiempo seguido.
Su sistema límbico está muy desarrollado. Hay siempre sitio para el voluntariado, el amor, la amistad y unas cañas en una terracita.
Lo que le gusta es el paciente agudo, y se nota. Es una auténtica pasada verla trabajar. Seguridad, calma, sabiduría y profesionalidad. Si a eso le sumas la prudencia y el respeto, la conviertes en la médico perfecta para estar en SaintJoseph. Me maravilla su forma de aceptar que aquí solo dispone de los concentradores de oxígeno, un guedel, un ambú y algo de medicación ( casi nunca la que ella utilizaría) para sacar adelante a los pacientes. Lo acepta y se adapta. Como directora de orquestra, va intentando marcar los pasos, y cuando no es posible, por falta de medios, dar alguno de ellos, habla con los enfermeros para buscar la mejor alternativa. Cuando algo se hace mal, intenta explicar cómo se puede mejorar el manejo, siempre desde el respeto y con absoluta delicadeza. Hay quienes quieren absorber todo lo que dice como una esponja (véase:YO), y hay otros que sabes que nunca le darán una oportunidad al tema. Pero ella siempre está dispuesta a “partager sa sagesse”.
La encontrareis en la pediatria, pasando visita con el Dr. Esaie (responsable de la pediatria actualmente) y el personal de enfermeria. Si no está atendiendo a algún paciente o discutiendo alguna analítica o tratamiento, estará explicando al personal los protocolos de tratamiento que ha traído plastificados, listos para empapelar las paredes de cuidados intensivos. En cuanto hay un momento de tranquilidad, la verás haciendo esquemas , estudiando patologías frecuentes aquí y excepcionales en Madrid, lavando sondas y cámaras de inhalación o haciendo orden y limpieza en el almacén. Y así , enganchando una actividad con otra (y todas ellas orientadas al paciente), llena su “horror vacui” temporal y de actividad porque cada minuto es precioso.
Marimar es una de las mejores cosas que me pasó en el 2018. Y este año vuelvo a tenerla para mi solita tooodo un mes.